Rock en su tinta

Reencuentros

Bienvenidos sean todos ustedes a este espacio, donde la música se derrite en letra y la letra derrite a las nenas. Mientras, como banda sonora resuena Jamiroquai, otros que derriten muñecas.

Como agregado cultural de este bien ponderado lugar, me permito presentarme como un barajador de realidades para-lelas -¿no les decía que las letras derriten?- y qué mejor calor, que la acústica sonoridad que nos brindan los textos rockanrroleros, victimados y violados por perversos maniacos, freaks del audio, and put your cd on.

Reencontrándome una vez más con las letras, ya quemadas, más no derretidas. Fui invitado a participar en éste prometedor nicho de improperios, excelente ejercicio de rehabilitación, gran gimnasia poética, perfecta escena del crimen  y maquiavélico plan: el Padrino, dando tarascadas al aire junto a  otros tantos jinetes del Apocalipsis.

Gracias.

Pero no es todo. El reencuentro va más allá de un post llamado Rock en su tinta, el reencuentro discurre entre aquellos discos -de los cuales hablé en un artículo muy parecido a este en The Padrino Loko Experience-  y todos  los relatos que se fueron construyendo a través de esas rolas, joyas que van quedando almacenadas en los ya casi arcaicos cidís.

El soundtrack de la vida diaria

Escuchar a  Pixies de nuevo, no  ha significado solamente un ejercicio de inspiración nostálgica, si no haber recogido una pieza más del rompecabezas,  la vida suena mejor así, con rolas que en algún momento dijeron algo, y ahora, lo escupen cual secreto guardado por decenios, en las bocas de las silenciosas bocinas que saludando, cantan:

Yo soy playero pero no hay playa,
Oh my golly!
Bien perdida la surfer rosa,
Oh my golly!

La vida total es un porqueria porqueria,
Oh my golly!
Esto no es mas, que vida!
Oh my golly!
Rosa oh oh oh Rosa

Y haciendo honor al post anterior, he aquí una portada sugerente más, la de Surfer Rosa de Pixies:

Diego Ramos